Introducción
Durante años he estado compaginando mi práctica como psicoterapeuta con la experiencia profunda y vital de llevar grupos de crianza desde el nacimiento del bebé hasta los tres años de edad. Desde la perspectiva de mi trabajo clínico diario donde voy viendo las causas profundas de los problemas emocionales y de los trastornos mentales de mis pacientes, he ayudado a consolidar muy de cerca la buena relación entre las madres y sus bebés durante estos primeros tres años de su vida. De esta forma hemos prevenido en lo posible que el niño o niña desarrolle alguna psicopatología en el futuro.
En los últimos años hemos visto cómo los descubrimientos de las neurociencias han ido confirmando y reforzando las teorías sobre la vital importancia del contacto profundo de la madre con su bebé desde el primer momento de su vida. También a la luz de estos descubrimientos se reafirma la idea de que los malos comienzos pueden compensarse si se hace a tiempo, es decir antes de que el bebé haya interiorizado las malas experiencias y las haya estructurado como parte de su personalidad.
El sufrimiento del parto traumático
Está claro que un porcentaje demasiado elevado de los partos en nuestro país constituyen una vivencia traumática para las mujeres. Eso se debe a factores muy variados. Pueden deberse tanto a cuestiones fisiológicas, como psicológicas de la propia mujer, o a un entorno que la parturienta vive como difícil o incluso hostil. Como resultado de esta difícil experiencia, es frecuente que la mujer desarrolle un Trastorno de Estrés Post Traumático, es decir un estado permanente de profunda inquietud, malestar y desasosiego en relación con si misma, su bebé y su entorno en general.
En su artículo sobre el tema del estrés post-traumático en el parto, Sheila Kitzinger, la creadora de la red de apoyo britanica a las mujeres en esta situación, 'Birth Crisis', 'Crisis de Alumbramieno', describe cómo puede ser su vivencia del parto.
”Para estas mujeres el parto fue una especie de tortura. No han podido obtener la información que necesitaban para tomar decisiones alternativas, y sienten que no han tenido control sobre lo que se hizo en esta experiencia. Se han sentido impotentes en un evento muy importante en sus vidas. Se sienten terriblemente solas. Y pueden temer que se están volviendo locas.
Las mujeres suelen sentirse en estado de shock en un primer momento, simplemente aliviadas de que todo haya terminado. Más tarde “despiertan”, y la gratitud de que ellas y sus hijos están vivos se mezcla con el sentimiento de haber sido violadas: "Me sentí masacrada, asaltada, violada." "Me sentí como un animal en un sacrificio." Escenas del parto y el nacimiento se reproducen una y otra vez en sus mentes como un vídeo continuo que no pueden apagar. Sufren pesadillas y recuerdos del trauma. Las personas que tratan de ayudar a menudo les dicen: "Es que te esperabas otra cosa". Estas mujeres suelen tener poca confianza en sus cuerpos, y la lactancia se convierte en una lucha y un problema. Estas mujeres sufren de estrés postraumático, que puede durar meses o incluso años, y que puede afectar negativamente a su relación con su bebé y con su pareja.”
En el artículo se describen casos especialmente graves en que mujeres han sido traumatizadas durante su parto. Lo que se describe es cómo se han sentido mujeres que han sido sometidas a un tratamiento de ”alta tecnología” con provocación del parto con oxitocina, episiotomía, monitorización fetal, etc. Sin embargo, también hay mujeres que pueden tener síntomas muy similares a pesar de haber podido dar a luz en circunstancias mucho más favorables. En estos casos el causante no es necesariamente haber sentido el entorno como hostil. Puede ser la relación de la mujer con su propio cuerpo o con sus exigencias sobre sí misma, que le da una sensación de ser un fracaso como madre y como mujer al no haber podido tener el parto que se imaginaba o había soñado. También puede ser el no haberse sentido acompañada por su pareja, de no mostrarse suficientemente fuerte, etc.
En general, las víctimas de acontecimientos traumáticos padecen de una sintomatología que puede llegar a ser muy difícil de llevar. Son personas que sufren mucho y cuya calidad de vida diaria queda muy afectada por el trastorno. Especialmente quedan afectadas por cosas en su entorno que les recuerdan el acontecimiento responsable del trauma.
La relación deteriorada con con el bebé
“Algunas mujeres no mencionan al bebé, o lo hacen sólo de paso. Otras se refieren al bebé como 'ella' o 'él'. A menudo sienten que el bebé no puede realmente ser suyo. Dicen que hacen 'lo que se espera de una madre'. O que es como si funcionaran en 'piloto automático'.”
Cuando una mujer ha tenido vivencias traumáticas relacionadas con su parto, tanto su propio cuerpo como su bebé y las personas que la acompañaban durante el parto pueden ser objeto de fuertes sentimientos de miedo, rechazo, evitación o sentimientos de pánico. Como consecuencia su capacidad de contacto con su bebé estará gravemente deteriorada mientras dure este estado de ánimo. Por eso, es de vital importancia poder ayudarla a superar estos síntomas antes de que el bebé se resienta demasiado. Está claro que siempre que la madre haya sufrido durante el parto, la relación con su bebé se verá afectada. Sin embargo, tal y como he visto en los muchos grupos de crianza que he llevado, siempre tenemos la posibilidad de compensar los daños si lo hacemos a tiempo, y si bien es probable que deje 'cicatrices', se puede mejorar muchísimo la relación y las perspectivas para el bebé.
La medicación no es una ayuda
”El síndrome de estrés postraumático es diferente de la depresión. Los medicamentos antidepresivos no ayudan, y pueden incluso empeorar la situación. Muchas mujeres que están obsesionadas con lo que les ocurrió en el parto son tratadas por médicos simplemente con medicamentos antidepresivos. Lo que realmente necesitan es poder hablar con alguien que entienda, una persona que no trate de explicar o justificar el trato que recibieron, que no critique como se sienten acerca de lo que les pasó, y que sepa cómo escuchar de manera reflexiva.”
A parte de que la medicación no ofrece una ayuda eficiente en estos casos, también hay que tomar en consideración que las madres lactantes no deben tomar este tipo de sustancias para no contaminar su leche materna. Así muchas mujeres que han optado por dar de mamar a sus bebés tienen que sufrir todavía más al no poder optar por la psicofarmacología ni, en principio, ningún otro 'remedio' para aliviar su dolor emocional.
La psicoterapia lo puede resolver
En la actualidad y como respuesta al creciente interés que despiertan los trastornos causados por vivencias traumáticas, se han desarrollado técnicas cada vez más eficientes para trabajar y resolver el trastorno por estrés post traumático. En mi experiencia con estas técnicas, las madres que han buscado ayuda con su parto traumático han podido resolver su problema principal, es decir el provocado por el estado de estrés post traumático, con una media de cinco o seis sesiones, aunque la relación con su bebé suele mejorar mucho ya a partir de la segunda o tercera sesión.
Estas sesiones pueden ser bastante seguidas de forma que el problema de contacto de la madre con su bebé se puede resolver en unos días permitiendo que el tiempo de exposición del bebé a la ansiedad post parto de la madre sea mínima. Tanto el corto periodo de tiempo de contacto deficiente como la recuperación de la madre permite la relativamente fácil compensación de los posibles daños causados por las carencias emocionales vividas por el bebé durante el trastorno de la madre.
Consejos sobre crianza
A parte del trabajo clínico sobre el trauma y basándome en mi experiencia en llevar grupos de crianza, también voy informando a la madre cómo evitar que se propaguen los efectos de ese mal comienzo en el futuro dándole información práctica y consejos personalizados sobre los puntos clave en su relación con su bebé. Esa información tiene siempre en cuenta los últimos trabajos y publicaciones en materia de neurociencias sobre las relaciones madre-bebé a nivel mundial.